El estándar de color cero (0)
Hay premisas que al obviarse suelen causar fuerte impacto, este es el caso del cliente y su nivel de satisfacción con el producto final recibido. Para el desarrollo de un color en masterbatch el acuerdo inicial con el requirente al que denominaremos cero (0) es fundamental, ya que determinará el cumplimiento de expectativas al entregarse la muestra base.
Es éste, por lo tanto, un concepto indispensable por establecer cuando empresa y fabricante pactan las especificaciones y condiciones de fabricación en un acuerdo tácito, mismos que garantizarán que la aprobación de la muestra de un color ya desarrollada cumpla sin variaciones con la expectativa del cliente.
Factores tales como su resina base, temperaturas de proceso, porcentaje de aplicación del concentrado de color o masterbatch, dimensiones del artículo final, el uso de aditivos y en su caso de material reprocesado, son esenciales para estandarizar su proceso en aras de obtener una calidad uniforme en su producto.
Sin embargo, hay otro factor que comúnmente se deja al final, siendo que representa un aspecto sumamente importante. Este factor es el color de la pieza final, donde no basta la simple aprobación del color y de los factores que en líneas atrás se mencionan.
Los colores tienen una sub tonalidad, como por ejemplo el azul, que tiene una tonalidad subyacente hacia el tono rojizo en uno de sus extremos en la longitud de onda. En su otro extremo es amarillenta. Esta particularidad de los colores debe ser considerada por el fabricante de la pieza final al valorar la muestra del color y comunicar al fabricante del concentrado de color si lo está aceptando como “el centro”; es decir, como el color exacto que requiere, o bien, lo está aceptando como una desviación máxima hacia alguna de las sub tonalidades referidas con anterioridad.
El conocer esta apreciación es fundamental para fijar los parámetros del color dentro de los cuales se debe ubicar la primer fabricación y lotes posteriores.
El área de control de calidad rechazará toda producción que rebase los parámetros y de esta manera se logrará una repetibilidad aceptable para todos los suministros.
La recomendación es que el establecimiento de los parámetros sea de común acuerdo entre el usuario y el fabricante del concentrado de color. Para ello existen mecanismos y se documentan con un equipo de medición matemática del color como lo es un espectrofotómetro.
Posteriormente al primer lote de producción del concentrado de color se puede considerar de común acuerdo entre las partes el tomar como estándar de color dicha primera fabricación por ser más representativa puesto que la muestra es realizada en pequeña escala.
La urgencia por contar con la muestra de color nunca debe de eliminar del proceso de diseño, el control de calidad, se evitarán seguramente retrabajos, costos implícitos innecesarios y sobre todo un potencial cliente insatisfecho.